Lunes, 13 agosto 2018 | Redacción CEU
Dejar de formar parte del maremágnum de profesionales y conseguir desmarcarse del resto es un objetivo difícil, pero no por ello inalcanzable. El escenario laboral es cada vez más volátil, complejo, incierto, y ambiguo. La competitividad es además acérrima; todos quieren alcanzar la misma meta. Pero la misión es exigente y ambiciosa; no todos están dispuestos a completar esta carrera. El uso inteligente de la marca personal se convierte en una estrategia clave en esta competición. Su buena gestión puede favorecer el impulso de una carrera, su olvido y descuido puede convertirse en un atajo directo hacia el fracaso. ¿Cómo sacar el máximo partido a la huella digital de un profesional? ¿Cómo conseguir que la marca personal se convierta en un aliado estratégico en los diferentes escenarios que se puedan presentar?
Aquellos que desean destacar entre la multitud deben tener en cuenta que, para lograrlo, es necesaria su plena adaptación al nuevo ecosistema digital y, por ende, su imperativa preocupación por el pulido de la imagen que proyectan en este entorno. Aunque algunos puedan llegar a cuestionarlo, todo el mundo tiene una marca personal. La simple búsqueda del nombre de un profesional al azar en Google disipa la duda, nadie escapa a su huella digital. Este sencillo rastreo evidencia que el comportamiento en la Red no es inocuo. Los datos más superfluos pueden servir como carta de presentación para reclutadores, clientes, inversores, colaboradores o superiores.
El cuidado de la marca personal no es un asunto menor, sobre todo en un ámbito donde el mundo digital cobra cada vez más importancia. Su gestión puede tanto aumentar las posibilidades de un profesional de ser contratado o ascendido, como propiciar su definitivo descarte en un proceso de selección, ¡incluso motivar su despido! Es tal la importancia de la huella digital que, en algunas ocasiones, puede llegar a tener más peso para el reclutamiento de candidatos que los títulos que aparecen en el propio currículum.
La marca personal también puede influir en el nivel de credibilidad, ayudar a consolidar la posición del profesional, contribuir a aumentar su red de contactos o allanar el camino en la culminación de un acuerdo. Estas son razones más que suficientes para poner más atención en su cuidado. ¿Por dónde empezar?
La huella digital a juicio
La marca personal consiste en tratar al propio sujeto como si fuera una marca. Gracias a este cambio de perspectiva, un profesional puede mejorar su reputación, conseguir diferenciarse del resto y aumentar sus probabilidades de éxito. Es preciso tener en cuenta que el mundo digital es tan solo un reflejo del real, la imagen que se proyecta no tiene por qué encajar con la verdadera.
En otras palabras, un profesional competente puede perder oportunidades por haber descuidado la imagen que proyecta en sus redes, aunque no por ello dejará de ser más eficiente en su trabajo. Más atípico es que se produzca el caso opuesto, pues la construcción de una reputación online requiere de un tiempo y esfuerzo que no todos los profesionales están dispuestos a invertir. Además, la comunicación en el plano digital es bidireccional, siempre existe un feedback que puede corroborar o desacreditar la reputación de un profesional.
Si el profesional quiere avanzar, es necesario que valore en qué punto se encuentra su marca personal, es decir, tienen que someter su huella digital a juicio. Para conseguirlo, tiene que tratar de adoptar un punto de vista neutral y, de esa forma, entender qué imagen está proyectando en las redes sociales, cómo puede ser percibido por un desconocido en el mundo digital, qué destaca en su perfil online y, en definitiva, quién es él en la Red. Solo de esta forma será capaz de averiguar si necesita iniciar una estrategia de rebranding, si es preciso construir su marca personal desde cero o si es el momento adecuado para sacar brillo a su imagen y diferenciarse del resto.