Viernes, 29 diciembre 2017 | Redacción CEU
Los "robo-advisors", todo un fenómeno de asesoramiento financiero en Wall Street, son una prueba más de cómo el mundo digital está transformando el sector de las finanzas. Esta nueva generación de asesores, gracias a sus algoritmos, eliminan el factor humano en la toma de decisiones. En la mente de inversores y ahorradores, sobrevuelan dos preguntas: ¿es aconsejable delegar la gestión de las finanzas a un algoritmo?, ¿puede llegar a ser un "robo-advisor" más eficiente que un asesor de carne y hueso?
Su cometido es el mismo que el que tiene un asesor de inversión o gestor de patrimonio convencional. Conocido como "robot", es más bien un software especializado que brinda una asesoría y/o gestión financiera, aunque de forma automatizada y remota, a través de algoritmos propios y datos concretos. Ofrece la garantía de que las emociones no gobernarán sus decisiones, ni tampoco nublarán su juicio. No responderá de forma impulsiva, no cometerán errores, ni se dejarán llevar por la intuición. Simplemente, no puede. El factor humano no forma parte de la ecuación en el funcionamiento de un robo-advisor.
En EE. UU., los gestores automatizados han pasado de mover de 2.300 a 20.000 millones de dólares en solo cuatro años, según estima Deutsche Bank. Aunque menos extendido, su uso también es una realidad cada vez más manifiesta en España, figura como el quinto país en el ranking europeo. Finanbest, Inbestme, Finizens o Indexa Capital son algunos de las firmas que ofrecen estos servicios a los inversores españoles. Si la tendencia continúa, los robo-advisors prometen jugar un papel destacado en el ámbito financiero global, ¿acabarán sustituyendo estos "robots" a los asesores de carne y hueso?
El encanto de los "robo-advisors"
El atractivo de estos gestores automatizados reside en su sencillez, transparencia, independencia emocional y bajo coste. Se caracterizan por presentarse bajo modernas interfaces de usuario con un lenguaje informal, claro y amable. La inversión no intimida. Se puede acceder a ellos sentado en el sofá con las zapatillas puestas desde un portátil o de camino al trabajo mientas se espera al metro a través del móvil. Aunque el perfil ideal de los robo-advisors parece encajar a simple vista con el de los millennials, debido a su carácter tecnológico, sus principales clientes tienen una edad comprendida entre los 40 y 60 años aproximadamente, como desvela un informe de Feelcapital. Este modelo de gestor automático es adecuado para inversores con necesidades simples que manejen entornos digitales, que puedan tener una formación financiera básica o que estén empezando a invertir.
No es necesario tener un gran patrimonio para obtener este servicio. Gracias a sus tarifas bajas, los clientes pueden gestionar sus carteras con una inversión mínima. Los robots asesores democratizan el acceso a un asesoramiento profesional que antes solo quedaba al alcance de inversores de mayor capital. Según un informe publicado por Deutsche Bank, los asesores financieros convencionales cobran aproximadamente un 1% de los activos invertibles –algunos incluso pueden llegar a un 3%– por gestionar una cartera de hasta 100.000 dólares. Los robo-advisors cobran un promedio de comisión de un 0,4%. Incluso, algunas marcas facilitan este servicio de forma gratuita para inversiones que no lleguen a los 10.000 dólares. La llegada de robo-advisors permite que este servicio sea entregado directamente a los consumidores, los intermediarios desaparecen y, gracias a ello, los costes se reducen de forma considerable.