Lunes, 11 junio 2018 | Redacción CEU
Han sabido aprovechar el acelerón experimentado en materia de innovación tecnológica, también sacar un gran partido a las plataformas digitales. Su aparición en el terreno financiero ha supuesto un antes y un después. Tal ha sido su entrada, que la banca tradicional se ha visto obligada a decidir entre reinventarse o unirse a ellas. Las fintech, compañías que ofrecen diferentes productos y servicios financieros a través de medios digitales, tienen cada vez una mayor presencia en nuestro país. De hecho, España ocupa ya el sexto puesto en el ranking de países por número de fintech. ¿Qué impacto está teniendo este crecimiento en el sector financiero? ¿Qué nuevas tendencias traen estas compañías bajo el brazo?
El número de fintech en España alcanza ya casi la cifra redonda de 300 empresas. Este sector ha experimentado un importante crecimiento en comparación al año pasado, en concreto, un 53% en relación al primer trimestre. Son 104 las compañías nuevas que se presentan como fintech en nuestro país. Su facturación anual llega a 100 millones de euros y emplean a cerca de 5.000 profesionales. Las empresas del sector consideran que este año se podrían crear 4.500 puestos de trabajo relacionados con el mundo de las finanzas digitales.
Aunque España ocupa un poco modesto sexto puesto, en términos globales son ya 15.000 las compañías fintech. Entre los países que ocupan el pódium de esta clasificación se encuentran Estados Unidos y Reino Unido –este último se considera el país más "fintech friendly"–. Por supuesto, esta irrupción fintech no ha pasado desapercibida en el sector financiero. Su entrada se produjo hace años, pero es ahora cuando empiezan a aflorar los primeros síntomas de la consolidación del mundo fintech en el sector.
Forzadas a entenderse
Aunque la banca las recibió con reservas -no es de extrañar pues un estudio de Finnonvating calcula que ponen en riesgo el 24% de los ingresos de las entidades financieras tradicionales-, la relación entre las entidades tradicionales y las fintech se ha ido estrechando con el paso del tiempo. El sector bancario se ha dado cuenta de que, como el resto de negocios en esta era del cambio, las entidades también tienen la imperiosa necesidad de adaptarse al mundo digital y las innovaciones tecnológicas si quieren salir airosas del paso. Los clientes han cambiado sus pautas de comportamiento. Ya no quieren acudir a la oficina, si tienen a golpe de clic una alternativa que satisface sus necesidades y demandas financieras en el momento. Si estas entidades quieren seguir cautivándolos necesitan reinventarse, rediseñar su apuesta en el territorio online y, en algunas ocasiones, apoyarse en la figura de las fintech para lograrlo.
Por otro lado, estos nuevos servicios y productos financieros, no serían tampoco posibles en muchas ocasiones sin la colaboración con la banca tradicional. Aunque al principio, parecían destinadas a luchar por su posición en el mercado, fintech y entidades están aprendiendo a convivir. El último informe del Observatorio de innovación y tendencias fintech elaborado por Finnonvating defiende que tanto las fintech como las entidades podrían salir ganando de esta relación. Por un lado, la banca tradicional tiene la experiencia, el conocimiento, un alto número de clientes y el músculo financiero. Por el otro, estas nuevas empresas posibilitan la adaptación a nuevas tecnologías, ofrecen nuevos modelos de negocio, inmediatez, eficiencia y una mayor flexibilidad.
El citado informe expone que un porcentaje de casi un 50% de las entidades financieras tienen ya acuerdos con compañías fintech y el 75% colabora con empresas del sector tradicional. Cabe destacar además que un 57,5% de estas compañías tecnológicas son empresas B2B y gran parte de su público objetivo son las propias entidades financieras para las que diseñan herramientas y servicios financieros específicos. De hecho, pese a lo que a priori podría parecer, el 88,1% de fintech perciben a los bancos como colaboradores, no como competidores.
No obstante, esta relación banca-fintech tiene también sus altibajos. Si algo ha alejado siempre a estos dos actores es la falta de regulación en el mundo fintech. Como es costumbre, la legislación responde a destiempo a los cambios. También se materializan pequeños avances en el sector como la legislación sobre Plataformas de Financiación Participativa (PFP) que permite el crowdfunding, la creación de la ventanilla fintech de CNMV para resolver dudas normativas del sector o el posible inminente establecimiento de un sandbox. De todas formas estos no parecen ser cambios suficientes para el sector bancario que demanda una arquitectura legal que les permita competir en igualdad de condiciones.