Lunes, 24 febrero 2020 | Redacción CEU
¿Comprar o alquilar? Esa es una de las preguntas que más se hacen los jóvenes cuando se independizan, encuentran un trabajo estable o deciden formar una familia. No obstante, durante los últimos años, debido en gran medida al estallido de la burbuja inmobiliaria, los efectos de la crisis y los nuevos modelos y enfoques de trabajo, el alquiler se está convirtiendo en la primera opción de muchas personas. Si comparamos la decisión de alquilar un piso con la de adquirirlo, pronto comprobamos que existe una gran diferencia en la magnitud del compromiso que se adopta. No por ello hay que subestimar los problemas que pueden surgir al arrendar una vivienda. Para evitarlos, lo mejor es anticiparse a ellos y tomar las precauciones necesarias.
En España, hay una cultura muy arraigada de la compra de vivienda. Se trata de un detalle que nos diferencia de la mayoría de países extranjeros. No obstante, cada vez son más las personas que apuestan por el alquiler. Muchos lo hacen animados porque, debido a su trabajo, tienen que cambiar constantemente de residencia. Otros porque consideran que, en el supuesto caso de quedarse sin trabajo, podrán afrontar de forma más fácil una renta mensual que una hipoteca de 30 o 40 años. Alquilar también suele ser la primera opción de los jóvenes que recién comenzada su formación no cuentan con los ingresos necesarios para enfrentar otro tipo de inversión. Son muchas las posibles razones para decantarse por el alquiler de una vivienda, pero sea cual sea el motivo que lleva a esta decisión, es aconsejable tener en cuenta ciertos aspectos que resultan claves, y así evitar las posibles consecuencias de tomar una decisión precipitada e impulsiva.
Antes de alquilar…
Cada vez son más personas las que se decantan por alquilar una vivienda y eso no solo lleva a que los alquileres suban, también a que haya una mayor competencia y a que, en consecuencia, sea más difícil encontrar un piso que cumpla con las características deseadas. Por ese motivo, muchas veces los futuros inquilinos se dejan llevar por la emoción y firman el contrato sin pensar. Las consecuencias de un acto irreflexivo como este pueden ir desde la firma de cláusulas abusivas hasta el acuerdo de un precio muy superior a la media. ¿Cómo puedes evitar estos problemas?
- Date una vuelta por el barrio: En algunas ocasiones, encontramos un piso que se adaptar perfectamente a nuestras necesidades y presupuesto, pero no caemos en la cuenta de las características específicas de la zona que lo rodea: ¿Es un barrio seguro?, ¿hay una discoteca a pocos metros?, ¿hay prevista en la zona una obra de gran envergadura cuyo término tomará varios años? Para evitar problemas inesperados, lo mejor es visitar el barrio en diferentes horarios, hablar con los vecinos, consultar las noticias locales e investigar sobre los precios de los alquileres.
- Pregunta sin vergüenza: Cuanta más información se tenga sobre la vivienda mejor. Son muchas las personas a las que se puede preguntar y las preguntas que se pueden hacer. Empecemos por el casero: ¿Quiénes son los vecinos?, ¿qué puntos de interés hay cerca?, ¿a cuánto ascienden habitualmente las facturas de gas, luz o agua?, etc. También puede ofrecer información interesante sobre la vivienda y comunidad el portero (si es que lo hay) del edificio o de la urbanización. De hecho, seguramente sea mucho más objetivo a la hora de responder a las preguntas. Los vecinos son otra fuente de información útil. También se puede consultar a los comerciantes de la zona.