Lunes, 16 octubre 2017 | Brenda Rodríguez López
Las principales firmas automovilísticas se están "poniendo las pilas" en el desarrollo de vehículos que respeten el medio ambiente y reduzcan las emisiones de CO2 hasta llegar a la ansiada cifra cero. En la pugna por un futuro libre de contaminación, sostenible y ecológico, los grandes protagonistas son los coches híbridos y eléctricos, pero en la línea de salida de esta carrera se sitúa otro corredor que, aunque menos apuesto y distinguido, también compite en este juego. ¿Has oído hablar de los coches de hidrógeno? ¿En qué se diferencian y qué particularidades tienen? ¿Es el hidrógeno un combustible prometedor y eficiente?
Cuando visionamos el futuro del automóvil, en nuestro imaginario colectivo aparecen bosquejos de coches que se conducen solos, vehículos que nos reservan mesa en nuestro restaurante favorito mientras circulamos, que se elevan un palmo sobre suelo y quedan suspendidos en el aire y que, por supuesto, respetan el medio ambiente y no contaminan. Pero cuando pensamos en esos utilitarios del mañana, son muy pocos aquellos que los visualizan como coches de hidrógeno que desprenden vapor de agua por su tubo de escape. No obstante, este elemento químico tiene también un hueco entre las grandes apuestas de algunas marcas de automoción.
El hidrógeno es uno de los elementos más simples, abundantes y antiguos del universo. Una de las particularidades que más le representa es que al oxidarse forma agua. Fue esta la razón por la que Antoine Lavoisier decidió ponerle ese nombre; "hydro", agua, y "genos", generador. Su potencial es tal que algunos lo han llegado a calificar como el combustible de las estrellas. Tanto nuestro Sol como el resto de estrellas queman hidrógeno. Es un agente primordial en su ciclo vital y en la evolución estelar. Si las estrellas se "alimentan" de hidrógeno, ¿lo harán también los coches en el futuro?
¿Un nuevo combustible?
El uso de hidrógeno en coches no es tan rompedor como a simple vista podría parecer. Algunos vehículos ya utilizaban este gas en el proceso de la combustión interna. Un motor de explosión puede usar hidrógeno, y no gasolina, en el desarrollo de su funcionamiento. Si esto no es habitual, se debe a un problema de eficiencia. Obtener hidrógeno requiere de mucha energía y, en este tipo de procesos, su consumo es además muy elevado. En definitiva, mucho gasto para un resultado similar al de otros sistemas –este procedimiento también genera emisiones–.
Cuando hablamos de coches de hidrógeno sostenibles, no nos referimos a los vehículos que utilizan hidrógeno en su proceso de combustión interno, sino a los coches de pila de combustible de hidrógeno. El nombre suena rebuscado y esa es la razón por la que optamos por usar su versión corta. Estos automóviles de combustible gas son también eléctricos –una paradoja, cuando su principal rival son los coches 100% eléctricos–. A partir de la mezcla de oxígeno e hidrógeno, generan la electricidad que pasa a las baterías, y, de estas, al motor. En este proceso se libera vapor de agua y nitrógeno.