Lunes, 19 marzo 2018 | Brenda Rodríguez López
En este escenario global caracterizado por el constante cambio y la hiperconexión de la población, los emprendedores cada vez se preguntan más si deberían vender sus productos u ofrecer sus servicios a clientes fuera de las fronteras de su país. Internet ha abierto la puerta a la internacionalización de las empresas, el comercio electrónico ofrece las herramientas necesarias para llevarla a cabo y la transformación digital está dando el impulso final que los negocios necesitaban para hacerlo. Las compañías ahora pueden salvar los obstáculos geográficos con mayor facilidad, aunque sean pequeñas o estén iniciando un proyecto empresarial. En su camino, están revolucionando los modelos de comercio local e internacional.
El 75'6% de empresarios y expertos españoles considera que la innovación que trae consigo la digitalización de los modelos productivos es clave y necesaria para la internacionalización de las compañías españolas. Este es el porcentaje que recoge el último informe publicado por el Consenso Económico- Pwc y que corresponde al primer trimestre de 2018. Este documento también muestra que un 55% de ellos cree que, en este contexto de transformación digital, Internet y las plataformas de comercio electrónico están haciendo desaparecer de la ecuación elementos antes cruciales a la hora de valorar la internacionalización de una empresa como eran la distancia o la escala, lo que está obligando a las compañías a revolucionar sus prácticas comerciales.
Uno de los cambios más significativos que ha traído consigo la llegada de Internet y el desarrollo de plataformas de e-commerce es la transformación de las leyes de distribución y su influencia en el cambio de las reglas del juego en los mercados internacionales. Las compañías ahora pueden llegar a un público mucho más amplio y heterogéneo, sin tener que realizar una gran apuesta en inversión, abrir una tienda física en otro país o reproducir todo su modelo de negocio en el extranjero. No tienen ni que poner un pie en un estado para poder comerciar en él. Estos factores no solo han repercutido en el aumento de la rentabilidad de los negocios o en el acceso de actores diferentes a nuevos mercados, también han hecho posible que las compañías ya no se centren tanto en vender un limitado número de productos que garantice grandes beneficios. La oferta ahora es mucho más extensa y especializada de acuerdo a un modelo basado en el “Long Tail”.
Los marketplaces, los escaparates de los “pequeños”
Un marketplace es una especie de “mercadillo” o centro comercial digital que concentra la oferta y la demanda y donde es posible efectuar transacciones comerciales. En un espacio donde el cliente puede comprar el producto a un vendedor sin la necesidad de “pasar” por su tienda online, mucho menos por su tienda física. En resumen, son plataformas que funcionan como intermediarios entre vendedores y compradores. Entre los más influyentes podemos encontrar ejemplos como Amazon, Ebay, AliExpress, Google Shopping, Rakuten o Pixmania. Su gran atractivo reside en que son sitios web bien posicionados y con mucho tráfico que además suelen contar con catálogos de productos muy amplios, por lo tanto, es fácil que cualquier negocio pequeño encuentre un hueco en ellos.
Somos conscientes de los beneficios y oportunidades que plantea este mundo conectado, pero conseguir internacionalizar tu marca y alcanzar clientes fuera de las fronteras cuando eres un negocio modesto no parece tan sencillo. Por supuesto, son muchos los factores que los empresarios deben tener en cuenta a la hora de optar por esta alternativa, pero los marketplaces han supuesto un revulsivo en la entrada de este tipo de actores en el mercado internacional. Las compañías no tienen que ser gigantes comerciales para conseguir internacionalizarse. Gracias a estos espacios no es necesario contar con gran presupuesto, ni desarrollar un complejo modelo de negocio para desembarcar en otro país, ni siquiera este tiene que ser un canal importante de distribución del negocio. Las propias plataformas, en muchas ocasiones, posibilitan llevar acabo ellas mismas la logística de recogida y envío, algo que también supone una gran ventaja para las pequeñas empresas.