Lunes, 12 noviembre 2018 | Redacción CEU
La industria del automóvil ha cambiado tanto en las últimas décadas que uno se sorprende al mirar atrás. No solo las fábricas y los procesos de producción son distintos, también la mecánica de los coches, los sistemas que garantizan su seguridad, la comercialización de los vehículos, la forma de anunciarlos y su índice de siniestralidad. Las costumbres al volante ya no son las mismas. Utilizar un mapa para encontrar la mejor ruta es un recurso del pasado. El alcohol no se concibe como un compañero inofensivo de viaje. Los conductores confían en la sinergia con la tecnología, incluso algunos ya están preparados para que los coches conduzcan por ellos. Todos estos cambios, como es de esperar, no son inocuos y están dando origen a una mentalidad diferente al volante, también a un nuevo concepto de movilidad.
El Centro de Demoscopia de Movilidad, en el que participan la consultora PONS Seguridad Vial, la revista Autofácil, el servicio de carsharing WiBle, la aplicación de transporte público Moovit y la plataforma online de anuncios clasificados AutoScout24, ha publicado recientemente el VI Estudio Españoles ante la Nueva Movilidad. Este análisis señala que poseer un coche ya no es una cuestión prioritaria para muchos conductores. De hecho, el 46% de los encuestados estaría dispuesto a vender su coche actual en el caso de tener garantizadas sus necesidades de movilidad personales y profesionales. Los españoles no sustituirían su coche por una opción tradicional de transporte público, sino por el coche compartido. El conocido como carsharing es la alternativa preferida cuando se trata de elegir una fórmula distinta de la que se utiliza normalmente. Al menos, eso es lo que contesta el 30% de las personas que han participado en este estudio, una cifra superior al 22% que se decanta por el autobús.
¿Para qué comprar un coche si puedes compartirlo?
Por supuesto, el vehículo privado sigue siendo el principal medio de transporte de los españoles. En concreto, un 56% de los encuestados lo utilizan para ir al trabajo o a su centro de estudio, seguido por el autobús y el metro (33%), ir a pie (21%) y el coche compartido (17%). La amplia mayoría de participantes, un 80,45%, son propietarios de un vehículo o conducen uno que pertenece a un familiar suyo. Sin embargo, el segundo modelo de propiedad es el vehículo compartido (coches, bicicletas, motos, etc.). Estos datos son aún más llamativos si se tiene en cuenta que en el informe del año pasado, solo un 1,07% de los entrevistados utilizaba esta alternativa de forma regular.
El 86% de los encuestados en este estudio ha escuchado hablar alguna vez sobre carsharing (servicios que ofrecen compañías como Car2Go, WiBle, Emov, Zity, etc.), aunque solo el 34% de ellos es usuario de este tipo de servicios. Es sorprendente, eso sí, el acelerado aumento del interés por esta nueva modalidad de transporte. El 49% de los usuarios asegura que empezó a utilizar esta fórmula en los últimos dos años, el 34% de ellos solo desde hace un año y, únicamente, el 16% lo hace desde hace cinco o más años.
Los conductores cada vez confían más en nuevas alternativas de movilidad. Según el estudio MobilityIsDigital realizado por el Instituto Superior para el Desarrollo de Internet (ISDI) y publicado este año en mayo, el 35% de los ciudadanos de Madrid y Barcelona utilizan servicios digitales de movilidad urbana. Este análisis también muestra el mayor uso de la bicicleta como medio de transporte, la buena valoración del transporte público y el ascenso imparable de la apuesta por los VTC. El estudio también recoge el mayor vínculo que tienen los madrileños con el coche particular respecto a los barceloneses. Esta tendencia también se percibe en el análisis por autonomías llevado a cabo por el Centro de Demoscopia de Movilidad.