Lunes, 12 noviembre 2018 | Redacción CEU
Aunque se utilicen indistintamente los términos "integración" e "inclusión" no comparten significado. Sus objetivos pueden parecer similares, sin embargo, dan nombre a modelos y realidades diferentes. La inclusión va un paso más allá en la búsqueda de la igualdad, la equidad real. La inclusión no persigue dar a todas las personas exactamente lo mismo, sino a cada una de ellas lo que necesita. No pretende centrarse en las dificultades o los límites, sino en las capacidades. Tampoco niega que existan obstáculos, porque estos son reales. En el camino a la construcción de una sociedad más igualitaria, solidaria y sostenible es necesario contar también con compañías que se rijan por principios más inclusivos. Pero ¿pueden ser las compañías rentables y contribuir a mejorar la situación de la población vulnerable? ¿Qué son los negocios inclusivos?
El Observatorio Empresarial contra la Pobreza (OEP) ha sido uno de los últimos organismos en ofrecer una definición sobre qué son los negocios inclusivos: <<actividades económicas que integran en su cadena de valor comunidades de bajos ingresos, o grupos expuestos a algún tipo de vulnerabilidad, como sus clientes, proveedores, distribuidores o empleados, que logran ser rentables y, a su vez, generan un impacto social que mejora las condiciones de vida de las personas implicadas>>. Lo hacía en su informe Negocios inclusivos y empresas españolas, donde también aseguraba que este tipo de negocios pueden constituir una oportunidad estratégica para las empresas españolas.
Según el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD por sus siglas en inglés), los negocios inclusivos constituyen un vínculo óptimo entre los propios intereses del sector privado y la aspiración a un mundo mejor, contribuyendo así a alcanzar los que antes eran los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ahora conocidos como Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Ya hemos abordado anteriormente el importante rol que las empresas tienen en el futuro de la sostenibilidad y la importancia de su involucración en los ODS. La población en general, sobre todo la que forma parte de las generaciones más jóvenes, demanda una sociedad alineada con una economía más incluyente. Por otro lado, una empresa siempre crecerá y se desarrollará mejor si el escenario en el que se encuentra tiene grandes posibilidades de prosperar. Si su entorno tiene problemas, su supervivencia estará, a la larga, en jaque.
Pese a que muchos directivos dudan de la capacidad que tienen las compañías para enfrentar retos sociales a la vez que alcanzan sus propios objetivos empresariales, la rentabilidad no tiene por qué estar reñida con la inclusión. El debate, por supuesto, sigue abierto. Sin embargo, cada vez hay más ejemplos de compañías que al preocuparse por estos desafíos obtienen un retorno positivo y una mejor aceptación social. El informe antes citado de la OEP señala diferentes estudios que confirman la sinergia positiva entre rentabilidad económica e impacto social, por ejemplo, Total Society Impact de The Boston Consulting Group, La sostenibilidad estratégica en las empresas españolas de Deloitte o Profits with purpose de Mc Kinsey.
Antes de profundizar más en este enfoque, es necesario precisar qué se entiende por "población vulnerable" en un negocio inclusivo. Este concepto está muy ligado al de la Base de la Pirámide (BdP): aquella parte de la población mundial que vive con menos de 4 dólares al día y que está generalmente excluida de la economía y la actividad empresarial tradicional. No obstante, este enfoque no tiene solo por qué atender a las comunidades con bajos ingresos, también puede contemplar otros tipos de vulnerabilidad social que no sean monetarios.
Según el octavo informe anual de seguimiento del indicador AROPE, llevado a cabo por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES), en 2017, 12.338.187 personas en España se encontraban en situación de pobreza y exclusión social. Las compañías tienen un gran potencial para revertir y contribuir a mejorar esta situación desde el propio corazón de la actividad empresarial, de tal forma que este enfoque no solo sea beneficioso para aquellos colectivos vulnerables, sino también para las propias compañías.