Lunes, 7 octubre 2019 | Redacción CEU
El despido tiene un impacto emocional muy fuerte en el profesional. Un empleado espera que, de producirse la salida de su empresa, se deba a uno de estos tres posibles escenarios: una decisión personal, una oportunidad laboral que no pueda rechazar o su pertinente jubilación. Desgraciadamente, aunque el trabajador esté desempeñando un buen trabajo, este no siempre es el caso. En ciertas ocasiones, las compañías llevan a cabo un proceso de reestructuración o se ven obligadas a negociar despidos por causas no disciplinarias. Eso no quiere decir que las empresas tengan que afrontar con una actitud fría e indiferente lo que conlleva la toma de este tipo de decisiones, sobre todo, de cara al trabajador. Las firmas disponen de herramientas para hacerse en parte responsables y ayudar a que el futuro laboral del empleado sea mejor. La recolocación laboral, popularizada bajo el nombre anglosajón "outplacement", es una de ellas.
El outplacement es un servicio planteado desde el marco de los Recursos Humanos dirigido a la recolocación, reubicación o reinserción laboral de los profesionales afectados por procesos como reestructuraciones, deslocalizaciones o recortes en las compañías. Se trata de una alternativa a la que cada vez más firmas deciden recurrir en busca de reducir el impacto negativo que tienen este tipo de procesos en el personal afectado. Gracias a ella, las compañías pueden contribuir a mejorar aspectos como la empleabilidad de los profesionales y la identificación de habilidades y competencias que lleven a estos hacia a nueva etapa profesional y exitosa. En otras palabras, estos programas permiten que el empleado encuentre un nuevo puesto de trabajo en un periodo más corto de tiempo. Asimismo, esta alternativa también incluye una asistencia psicológica encaminada a que los profesionales puedan superar las emociones negativas que genera la pérdida de un trabajo: la frustración, los pensamientos negativos, la baja autoestima, una depresión, etc.
¿Qué lleva a una empresa a apostar por el "outplacement"?
Una compañía que apuesta por la recolocación de estos empleados demuestra un mayor compromiso moral y humano hacia el conjunto de la organización. La empresa asume una responsabilidad de la que no tiene que hacerse cargo desde el punto de vista legal (siempre y cuando no se trate de un ERE que afecte a más de 50 personas), pero que sí pone de manifiesto sus valores éticos: la compañía no abandona a su suerte a los empleados cuando estos ya no son imprescindibles. El resto de empleados, los proveedores, los clientes y los inversores pueden valorar positivamente este enfoque. A través de él, la empresa está enviando un mensaje a aquellas personas que son clave para que el trabajo salga adelante y la productividad de la empresa no decaiga.
Si una empresa destina recursos a esta actividad es porque espera obtener unos beneficios. Aparte de contribuir a mejorar la reputación e imagen de empresa, el outplacement ofrece otras ventajas a las organizaciones, por ejemplo, ayuda a reducir la conflictividad que puede producirse tanto dentro (mal ambiente laboral, tensiones, bajada de la productividad, etc.) como fuera de las puertas de la compañía (huelgas, negociaciones complicadas, mala publicidad, etc.). En vista de que la empresa no se desentiende completamente del trabajador, las negociaciones de salida de estos empleados se vuelven más sencillas.
Por su parte, este servicio también ofrece diferentes beneficios a los empleados que se han visto afectados por un despido. Gracias a los programas de recolocación laboral, estos trabajadores pueden: potenciar sus competencias, descubrir sus puntos fuertes, mejorar los débiles, adquirir una perspectiva general del mercado laboral y enfrentar la nueva situación con más herramientas a su disposición. De esta forma, lo que en principio es tomado como un proceso traumático puede acabar convirtiéndose en una oportunidad para dar un salto laboral. No obstante, este enfoque también puede interpretarse como una normalización y racionalización del despido laboral que, no cabe olvidar, junto con el duelo familiar y las mudanzas, supone una de las situaciones que pueden causar más estrés.