Lunes, 23 julio 2018 | Brenda Rodríguez López
Digitalización e innovación son las palabras de moda en cualquier negocio. El sector bancario no vive ajeno a las tendencias que marcan esta nueva era que ya muchos se atreven a señalar como el inicio de la Cuarta Revolución Industrial. El despliegue de las finanzas digitales es irrefenable y la banca tradicional presencia como nuevos actores empiezan a entrar en su terreno sin el mínimo atisbo de duda. Son los llamados "neobancos" y "challenger banks", nuevas alternativas bancarias que parecen haber llegado para quedarse y dar la vuelta a un sector que hasta ahora se mostraba imperturbable. ¿Qué diferencia a estas nuevos actores del ecosistema fintech? ¿Cómo pueden transformar el sector? ¿Son competencia para la banca tradicional?
Los bancos convencionales observan cómo en el escenario financiero aparecen nuevos competidores: N26, Revolut, Bnext, 2Getherglobal, Monese, Bunq,... Estas alternativas bancarias aún se encuentran en una fase emergente en nuestro país, aunque están cogiendo cada vez más impulso; y si España sigue los pasos de países vecinos como Alemania o Inglaterra, su despliegue será imparable. No obstante, es normal que en un sector financiero en plena ebullición, en el que aún palabras como blockchain, roboadvisors o tokens todavía no se utilizan con soltura, la mayoría de personas no sepa quiénes son estos nuevos actores conocidos como "neobancos" y "challenger banks". Este artículo pretende poner fin a esta situación.
La nueva banca digital
Los nuevos agentes del sector bancario se caracterizan por su sencillez, facilidad en el uso y rapidez. Son completamente digitales. Esta condición hace posible que sus clientes puedan acceder a ellos desde cualquier lugar y en cualquier momento. Ya no es necesario acudir a la oficina para realizar una simple gestión. Además, son capaces de simplificar los trámites más complejos. Su objetivo es optimizar la experiencia financiera y ofrecer al cliente un elevado nivel de personalización.
Por otro lado, los "neobancos" y "challenger banks" mantienen una estructura de bajo coste. Gracias a ello, sus clientes se benefician de una reducción e incluso eliminación de las tarifas. Estos son precisamente los elementos que les hacen más atractivos frente a la banca tradicional, sobre todo a ojos de los millennials, más proclives a adoptar con naturalidad los cambios impulsados por las nuevas tecnologías.
Aunque comparten estas características, existen ciertas diferencias entre estos dos nuevos actores digitales. Los "neobancos" o "neobanks" tienen detrás a un banco tradicional o una sucursal física. Es decir, no son completamente independientes, están respaldados por una entidad financiera y se sostienen sobre una infraestructura tradicional. Tampoco tienen licencia de entidad de crédito - funcionan con licencia de crédito electrónico-. Si se la conceden, se convierten en "challenger banks".
Pese a esta condición, ofrecen servicios muy similares a los de la banca tradicional. Suelen estar especializados en cuentas corrientes o de ahorro, y a medida que van creciendo empiezan a ofrecer otras prestaciones como las destinadas a cubrir las necesidades de la pequeña empresa.
Su diseño está centrado específicamente en el uso móvil (una experiencia "mobile-first") -aunque, en algunas ocasiones, también ofrecen una versión web-. Por tanto, utilizan y aprovechan todos los avances en tecnología. Esta es una de sus ventajas competitivas respecto a la banca tradicional, que no es capaz de afrontar la digitalización con tanta espontaneidad.
Los "challenger banks" son entidades de crédito con ficha bancaria. Se diferencian de los "neobancos" en que son fintech puras. Es decir, son entidades independientes y suficientes que no están respaldadas por ningún otro banco. Esta es la razón de que gocen de más libertad y que, en contraposición, en algunos casos, puedan generar más desconfianza entre los clientes más conservadores que tengan recelos a la hora de probar nuevas alternativas.
Otros actores, menos citados, aunque también relevantes en este nuevo ecosistema financiero, son los BaaS -también conocidos como "Bank as a service"-, que ofrecen servicios como plataforma financiera de carácter digital, bien a través de una licencia propia o de la de un tercero.