El movimiento Fintech no debe analizarse como un asunto financiero. Trasciende a muchos más aspectos y se basa, en gran medida, en la nueva era de la digitalización y las nuevas tecnologías. Estamos hablando, sobre todo, de empresas tecnológicas que, gracias a sus competencias en inteligencia artificial, tratamiento del dato, learning machine, Blockchain, etc. se les abre una oportunidad única para entrar el mundo financiero con enorme éxito.
Más complicado tienen los bancos asaltar el mundo tecnológico, ya que históricamente ha sido un área subcontratada a grandes consultas, lo que ha supuesto una pérdida parcial del control que necesitaban para posicionarse en el nuevo mercado. Aun así, están haciendo notables esfuerzos por no perder un tren que no volverá a ser el mismo nunca más.
La nueva normativa PSD2 abre las puertas a muchos nuevos actores que, unido a un mercado joven que mira con recelo a los bancos tradicionales y que está entrando con fuerza, hace que toda la operativa se deba replantear.
Como en otros sectores, solo los más ágiles serán los que lleguen en buenas condiciones para competir. Además, este movimiento no debe circunscribirse a las nuevas empresas que están surgiendo. Las grandes tecnológicas ya están preparadas para el salto: Google, Facebook, Amazon, Apple, etc. ya han entrado en el mercado, lo que da una idea clara que esta batalla no se libra desde un punto de vista financiero. Se libra desde la tecnología.
Quién mejor la domine, quién entienda mejor al consumidor, quién más datos y mejor y más responsable uso de ellos haga y quién disponga de estructuras ágiles, será el ganador de esta nueva apasionante etapa que tenemos por delante.
Adiós a la banca tradicional, bienvenido a la tecnología financiera en su más amplio sentido.