Lunes, 30 abril 2018 | Redacción CEU
La conducción autónoma se posiciona como la gran fuerza guía del futuro de la automoción. Todas las grandes firmas automovilísticas apuntan hacia la misma dirección, compiten por convertirse en la primera marca del mercado que consiga alcanzar el ansiado nivel 5, un reto que, aunque se atisba en un horizonte cercano, todavía no ha conseguido plasmarse en la carretera, salvo en pruebas. Ninguna firma quiere quedarse atrás, porque arriesgarse a desaprovechar esta oportunidad, puede hacerle también perder el favor del público frente a otros contendientes. En esta carrera, que tiene como meta el desarrollo de una tecnología que nos permitirá centrar nuestra atención en cualquier cosa que no sea la carretera, son muchas los obstáculos, los problemas y la incertidumbre a los que estas compañías tienen que hacer frente. Como dice el dicho, las prisas nunca han sido buenas consejeras, ¿están eligiendo los fabricantes de coches una buena ruta o se están equivocando de camino?
Son dos los escándalos que recientemente han ensombrecido la carrera hacia la conducción autónoma completa. El primero es el correspondiente al atropello mortal de una mujer en Tempe (Arizona), un accidente en el que se ha visto implicado uno de los vehículos Volvo XC90 de la flota autónoma de Uber. El segundo incidente, también un accidente mortal, tuvo lugar en la carretera 101 de Mountain View (California). Lo ha protagonizado un Tesla Model X que tenía el Autopilot activado. Estos sucesos han vuelto a poner sobre la mesa el debate del desarrollo de los coches autónomos. ¿Están preparadas las marcas para encarar un reto de esta magnitud? ¿Conseguirán estos vehículos realmente poner punto final a la alta siniestralidad en carretera?
En medio de la vorágine, también son dos los actores que han destacado por mantener su apuesta firme por el desarrollo de esta tecnología, haciendo oídos sordos a las consecuencias de la tormenta. California ha dado un paso al frente. Estos acontecimientos no han minado la voluntad del estado estadounidense de dar luz verde a la circulación de vehículos sin conductor de respaldo a bordo en sus carreteras. Otro de los grandes protagonistas de esta otra cara de la moneda es China que sigue apostando por la prueba de vehículos autónomos en condiciones reales. El gigante asiático se perfila cada vez más como uno de los países que jugarán un rol importante en el futuro de los coches autónomos.
Según sea el nivel, así será el “conductor” detrás del volante
El desarrollo de los vehículos autónomos promete el fin de los atascos, un mayor confort y libertad dentro del vehículo, la total relajación del conductor que se convierte en pasajero, la dedicación exclusiva al ocio y disfrute en el coche o el empleo de ese tiempo extra ganado a otros quehaceres como el trabajo. No obstante, su mayor baza no es ninguna de las ventajas mencionadas, sino el descenso sustancial de los accidentes de tráfico. Algunos incluso pronostican que en las condiciones adecuadas se podría alcanzar su desaparición prácticamente total. Ante esta persuasiva promesa no es de extrañar que surja una reacción de alarma ante este tipo de accidentes en los que los coches autónomos se ven implicados. Algo que hace tanto a los amantes del automóvil, como a la propia industria, poner los pies en el suelo firme y reflexionar acerca de en qué punto se encuentra el desarrollo de esta tecnología.