Lunes, 10 diciembre 2018 | Redacción CEU
La mayoría de compañías atraviesan un proceso de transformación transcendental y sin precedente. Una evolución que no podrá concluir con éxito, si no cuenta para ello con los profesionales adecuados. La irrupción de nuevas tecnologías en el entorno laboral y los efectos que esta tiene en la sociedad y la economía no hacen más que complicar el escenario. Es por ello que la conquista del talento nunca ha sido tan feroz y virulenta como lo es ahora. Muchas empresas centran sus esfuerzos en desarrollar estrategias atractivas y eficaces que sean capaces de atraer y captar a esos nuevos profesionales. Sin embargo, una vez incorporados, pocas compañías se detienen a reflexionar sobre qué es lo que realmente necesitan los recién llegados. ¿Por qué es tan importante desarrollar una buena política de "onboarding"? ¿Qué tiene que tener un plan de acogida para ser efectivo?
Salvo casos muy aislados, las personas que se incorporan a un nuevo trabajo son felices. José Oriol Berengueres, Ph.D de la Universidad de Emiratos Árabes Unidos (EUA), junto con Happyforce, plataforma que realiza un seguimiento sobre el bienestar laboral, se ha propuesto precisamente medir cuánto dura ese periodo de felicidad que un individuo experimenta al encontrar un nuevo trabajo. La conclusión de su estudio es que el conocido como "efecto luna de miel" (o honeymoon effect, por su nombre anglosajón) se extiende a 64 días.
Esta investigación se ha basado en la actividad laboral de 4.296 empleados (de los que 815 eran nuevas incorporaciones) y ha tenido una duración de dos años y medio. El análisis confirma la sospecha, los recién llegados experimentan una felicidad mayor a la media. No obstante, esta investigación revela un dato curioso. Una vez pasado el periodo de 64 días, el nivel de satisfacción empieza a decaer, alcanzando su grado más bajo al séptimo mes. Tras esta pronunciada caída, los trabajadores finalmente alcanzan un nivel de bienestar similar al registrado por el resto de sus compañeros (tardan uno o dos meses en conseguirlo).
Resulta interesante contrastar este estudio con el análisis realizado por Harvard Business Review que defiende que el 33% de los recién contratados busca un nuevo empleo a los seis meses. Un porcentaje que aumenta en las generaciones más jóvenes y que incluso puede llegar a producirse antes. De hecho, se estima que el 17% de los trabajadores que se contratan a nivel global deja su empleo a los tres meses, algo que genera un sobrecoste a las empresas de un 30% por cada nueva contratación. Esta abandono precoz no parece responder a un factor generacional, pues la deserción temprana también afecta a otros rangos de edad.
Una buena política de onboarding
Las compañías solo tienen una oportunidad de causar una buena primera impresión. Del mismo modo que los candidatos que acuden a una entrevista para un puesto de trabajo deben cuidar su imagen, las empresas que incorporan nuevos talentos deben también tratar de causar una buen impresión. A menudo, las compañías descuidan la bienvenida a sus nuevos empleados excusados por la falta de tiempo. Aunque este aspecto pueda resultar anecdótico para algunos o suponga tan solo un asunto menor para otros, puede tener en el futuro de la empresa una gran repercusión. Si una empresa continuamente repite el mismo patrón de bienvenida y este no es el adecuado, puede estar reproduciendo una y otra vez los mismos fallos.
El bienestar del empleado, el cumplimiento de sus expectativas y su realización profesional dependen en buena medida de cómo es su acogida y cómo son los primeros meses e incluso días de trabajo. Si la bienvenida no es buena, esta puede abrir una brecha entre el profesional y la compañía que, con el tiempo, se haga más grande e incluso acabe con la partida del profesional.