Lunes, 30 abril 2018 | Redacción CEU
Los cambios que experimenta nuestro entorno en esta era de transformación digital se presentan bajo el ya gastado adjetivo de disruptivo. Lo nuevo rompe abruptamente con nuestra concepción tradicional acerca de todo. Las tecnologías como el “blockchain”, la Inteligencia Artificial, la “tokenización” o el Internet of Things son también las tendencias sobre las que todos hablamos, pero sobre las que, a su vez, poco sabemos. ¿Cómo pueden transformar nuestro futuro? La incertidumbre acerca del mañana planea sobre el camino que toma nuestra sociedad y economía. Aunque nuestra proyección, la humana, sea lineal, los cambios tecnológicos siguen una pauta exponencial, ¿podremos adaptarnos a este acelerado paso? ¿Qué retos plantea esta nueva economía digital?
Tim Berners-Lee, Jymmy Wales, Jaron Lanier, Vin Cerf y Wendy Hall son los protagonistas de un célebre artículo publicado por Wired que defiende “The Internet is broken”. Esta es precisamente la contundente frase que sirvió como idea introductoria de “Tokens, cryptoeconomics and exponential technologies in the new digital economy”, un evento celebrado hace unos días en la sede de CEU IAM Business School. El CTO de New Digital Business en BBVA y miembro del Consejo de Hyperledger y Alastria, Carlos Kuchkovsky, abría esta interesante ponencia sobre las nuevas tendencias que están transformando la economía, abordando el tema de la perentoria necesidad de "reinventar Internet tal y como lo conocemos".
¿En qué consiste el gran cambio?
Para entender el punto de inflexión en el que nos encontramos, Kuchkovsky nos invita a profundizar en el origen de Internet. Aunque son muchas las definiciones que existen sobre la “red de redes”, escoge una que aborda la perspectiva de Internet como un sistema de computadores que permiten a miles de usuarios alrededor del mundo compartir, transmitir e intercambiar información. Algo que nos ha permitido llegar a esta etapa caracterizada por el desarrollo de la banca digital, la mensajería instantánea, las redes sociales o los marketplaces. El comportamiento en la Red está cambiando, así evidencian algunos de sus principales problemas como son el cibercrimen, los monopolios o las “fake news”. El propio Vint Cerf, uno de los fundadores de Internet, señala en el artículo de Wired: <<Cuando diseñamos la Red no teníamos un propósito específico en mente. No nos importaba cuál era su aplicación. Nosotros solo queríamos llevar paquetes de un lado a otro>>. Kuchkovsky completa: <<Ellos crearon algo enorme, que ahora estamos viviendo en esta sociedad digital, pero hay algunos problemas que encontramos ahora, debido a las cosas que no se crearon (entonces)>>.
En los 90, Internet era una red muy descentralizada en la que nadie tenía el poder. Por otro lado, los usuarios no tenían una experiencia optimizada a la hora de utilizarla. Sin embargo, ahora presenciamos los efectos de una nueva era de Internet marcada por los “walled gardens” y la propiedad de los silos de información. Empezamos a cuestionar asuntos como el monopolio de los datos, la falta de control sobre ellos o la poca flexibilidad que existe a la hora de conectar nuestros datos entre sí. El blockchain, la tokenización, la Inteligencia Artificial o el Internet of Things son las nuevas tendencias que irrumpen en la sala para dar la vuelta a nuestro sistema, proponer nuevas alternativas a estas situaciones y, de paso, también transformar nuestra economía. Este es un plan que pretende aprovechar las nuevas oportunidades, dejando a un lado los problemas. Pero este también es un reto ambicioso teniendo en cuenta que la tecnología crece a un ritmo exponencial, mientras los humanos nos movemos en un plano lineal.
El intercambio de información no parece suficiente, cuando surge la oportunidad de sustituir esa información por valor. De ese deseo precisamente, emerge un nuevo fenómeno que algunos conocen como el "Internet del valor" y que Kuchkovsky prefiere llamar el “Internet de la confianza”, el desarrollo de una red que permite compartir valor -no solo entendido como el valor monetario- y que también permite tener una confianza real en la Web. Ese es el cambio de rumbo que traen consigo estas nuevas tendencias disruptivas que se presentan en un entorno hiperconectado donde el crowdsourcing cobra cada vez una mayor presencia. Un espacio que invita a una mayor participación y colaboración de las personas en los procesos de diseño, creación e incluso gestión de los nuevos proyectos que están transformando nuestro mundo y que plantean una nueva descentralización de Internet.