Lunes, 14 septiembre 2020 | Redacción CEU
Es prácticamente imposible que el concepto VUCA no salga a relucir cuando se habla en entornos especializados en RR. HH. sobre la situación actual del trabajo. Desarrollamos nuestra actividad en un escenario volátil, incierto, complejo y ambiguo, y este hecho tiene un gran impacto en nuestra rutina laboral. La formación siempre ha sido estratégica en el plano laboral, sobre todo de cara a la promoción y al desarrollo del profesional. Sin embargo, más que en una clave de éxito, ahora el aprendizaje se ha convertido en un requisito imprescindible. Adaptarse a un contexto digital y cambiante implica estar al día en nuevas tecnologías, conocer nuevas metodologías, estar preparado para los cambios,… En definitiva, convertirse en un profesional actualizado. Las empresas se han dado cuenta de que prosperar en un ecosistema digital también conlleva apostar por el aprendizaje continuo de los empleados. En el upskilling y el reskilling han encontrado el enfoque que necesitaban para hacerlo.
Si sigues nuestro blog, seguramente ya te hayas percatado de la atención que el mundo empresarial está poniendo a las habilidades y competencias de los profesionales. En los últimos años, el foco se ha puesto concretamente en las llamadas habilidades blandas (las conocidas como soft skills). Por ello, cualidades como la empatía, el pensamiento crítico, la influencia social, la capacidad comunicativa o la creatividad son mucho más valoradas ahora en las compañías que hace una década. Al hacer uso de conceptos como upskilling y reskilling, las compañías están avanzando en ese sendero que pone de relieve la importancia tanto de las hard skills como de soft skills.
No obstante, ¿por qué las empresas se ven tentadas a apostar por este enfoque? La inteligencia artificial, el big data, el blockchain o el Internet de las cosas son ejemplos de tecnologías que tienen un gran impacto en nuestro presente y con toda probabilidad lo tendrán también en nuestro futuro. De todas formas, pierden todo su potencial en la empresa cuando las organizaciones no cuentan con profesionales capaces de implementarlas, integrarlas y desarrollarlas y, por lo tanto, capaces de aprovecharlas.
Las compañías no pueden controlar la velocidad ni el modo en que la tecnología evoluciona; la alternativa más eficaz para adaptarse a esta transformación es la actualización permanente. En un contexto digital y sometido de forma constante al cambio, los profesionales más preparados pueden empezar a no estarlo al poco tiempo de ser contratados. Aquellas compañías que apuesten por la formación continua de sus empleados, jugarán con ventaja.
¿Qué proponen exactamente el upskilling y el reskilling?
Upskilling: la optimización del desempeño
Un entorno digital supone un desafío constante para los profesionales. Los trabajadores pueden pasar de conocer perfectamente su trabajo a estar desfasados en cuestión de días. Por esta razón, se ven obligados a sumergirse en un proceso de aprendizaje continuo.
Desde el punto de vista de las empresas, la formación de estos profesionales tiene un gran atractivo (véase los beneficios enumerados al final del artículo), ya que hasta el profesional más preparado corre el peligro de quedarse atrás en un contexto que se encuentra siempre en permanente evolución. Apostando por la formación continua de sus trabajadores las empresas puede adaptarse mejor a este escenario cambiante. El objetivo, por tanto, del upskilling es preparar al profesional para optimizar su desempeño; para mejorar en su trabajo.